«Atráeme», una sola palabra puede ser la oración más profunda y eficaz.
Repitámosla a lo largo del día varias veces, en lo secreto de nuestro corazón.
Esta sola palabra será a la vez para nosotros como un escudo que nos protege y el despertador que saque de nosotros lo mejor, que despierte capacidades y talentos dormidos que nos beneficiarán a nosotros los primeros y a los que nos rodean también.
Hágamos nuestras las palabras del alma que súplica a Dios en el Libro del Cantar de los Cantares 1, 4:
«Atráeme, Señor, y correremos juntos»
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¡Que tengas un buen día en el nombre del Señor!