«Así, pues, te deseo que prestes atención y observes cuidadosamente los impulsos interiores que afloran en tu propio corazón, y que en tu vida logres darles la adecuada respuesta.
Te deseo también que el suave Sol de octubre brille en tu corazón y te colme de una profunda paz interior. Te deseo que, impulsado por el espíritu de gratitud, puedas disfrutar de los dones que Dios te ha concedido y de los frutos que tú mismo has hecho crecer en ti»
(Anselm Grüm)
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