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«…¡y a ti misma una espada te atravesará el alma!
– a fin de que queden al descubierto las intenciones de muchos corazones»
(Lucas 2, 35)
Hoy la Iglesia nos invita a celebrar la Fiesta de Nuestra Señora la Virgen de los Dolores… y algo nos puede chocar en nuestro interior al pensar que celebramos con una fiesta el dolor… ¿somos los cristianos una especie de masoquistas que gozan con el sufrimiento…?
Nada más lejano al sentido de esta Fiesta. Es una Fiesta porque Celebramos el Amor que es más grande que el sufrimiento. San Juan de Ávila lo comprendió muy bien y en su Compendio del Amor de Dios nos enseñaba acerca de Cristo: «Mucho más amaste que padeciste… lleno de dolores los volviste amores…»
El Dolor que sufrió Cristo en su Pasión no es lo que nos salva, sino el Amor con que asumió ese dolor y sufrimiento. Sólo el Amor salva… no el dolor por el dolor…
María como madre y compañera de Cristo, intinimamente unida a Él en su vida y en su alma, vivió de modo particular el dolor de la Pasión de su Hijo, porque cuando el Amor es grande nos une para siempre al Amado… este es el misterio del amor Materno y del amor Esponsal…
Como Madre y fiel seguidora de Cristo, María vive de modo peculiar el amor con que su Hijo transforma el dolor en vida… Y Cómo Cristo ella también Amó más, que lo que sufrió…
Y San José, como esposo de María, -aunque ya había muerto en el momento del mayor dolor que vivió ella al acompañar a su Hijo hasta su muerte en la cruz-, estaba unido por el Amor Esponsal al Corazón de María, ese corazón que fue atravesado por la espada del Dolor… No olvidemos que San José estuvo presente en el momento en el que el anciano Simeón le profetizó a María.«¡…y a ti misma una espada te atravesará el alma!-« (Lucas 2, 35) Esas palabras tuvieron el mismo eco en el alma de San José y de María, pues le unía su Amor de esposos y el Amor a su Hijo Jesús y como ese Amor mutuo en ellos venía de Dios de un modo particular, es una Amor que es más fuerte que la muerte, como nos recuerda la Santa Escritura en el Cantar de los Cantares 8, 6: «Ponme cual sello sobre tu corazón, como un sello en tu brazo. Porque el amor es más fuerte que la Muerte…», por esto podemos decir y creer que San José en el corazón de su esposa María vivió el dolor de la Pasión de Cristo el Señor… Por eso la Iglesia también nos enseña la devoción de los Dolores y Gozos de San José (de los que hablaremos mañana) como una escuela en la que vemos cómo desde la fe y el amor podemos traducir el dolor en amor…
¿Qué nos enseña o aporta este fiesta a nuestra vida? El Amor de María y de José a Jesús y entre ellos, nos introduce en esa escuela de transformar el Dolor y el Sufrimiento en Amor: «Lleno de dolores, los volviste amores…», si aprendieramos esto que distinta sería nuestra vida y la vida de los que nos rodean… Gestionariamos el dolor de manera distinta… no dominaría nuestra vida y no nos encerraríamos en él autocompadeciéndonos, quejándonos y culpando a los demás o a las circunstancias, más bien, sacaríamos de ese dolor un amor nuevo, una fuerza nueva y así el dolor o sufrimiento en vez de trampa sería trampolín a otras situaciones o circunstancias…
Pidámosle al Espíritu Santo que nos ayude a asociarnos a la manera en que María y José se asociaron a Cristo y cómo Él Transformaba el Dolor en Amor que Salva… Seamos familia, amigos y comunidades que nos acompañamos en el momento del dolor o sufrimiento que llega a nuestras vidas porque sí y en el dolor y sufrimiento que nos llega a consecuencia de nuestra opción de hacer el bien como lo vivierón María y José y como María estuvo al píe de la Cruz de su Hijo acompañada por Juan, María Magdalena… y otra personas: «Junto a la cruz de Jesús estaban su madre y la hermana de su madre, María, mujer de Clopás, y María Magdalena» (Juan 19, 25)