Se hace camino andando, no solamente soñando. Cada día hemos de dar un paso hacia delante por lo menos…
Os proponemos leer despacio el Salmo 51, contemplando a Jesús, María y José orando juntos en la Sinagoga de Nazareth.
Este Salmo María y José lo conocían desde niños, ellos oraban con los Salmos como toda familia judía practicante.
Centrémonos en la petición que hace el salmista a Dios de un corazón nuevo y firme, pues sin esa renovación y firmeza interior no podremos perseverar en nada y menos en la fe. Todo se quedará en buenos propósitos…