Fundamentalmente la pintura y la escultura han logrado mantener a lo largo de los siglos una conciencia viva acerca de San José.
Cualesquiera que fueran sus criterios piadosos al pintarle, esculpirle o describirle, San José estaba allí. Normalmente, entre Jesús y María. Era el tema del que no podía prescindir el artista. Y estaba con la calidad artística de las grandes escuelas de arte.