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Cada día en los noticieros de la televisión, radio e internet nos bombardean con las informaciones de las pateras que llegan a las costas de Europa. Algunas pateras llegan con todos sus ocupantes, otras muchas se hunden haciendo del Mar Mediterráneo no un Campo Santo, sino más bien un «Mar Santo» poblado con los cuerpos y las vidas de niños, mujeres y hombres que huyen del hambre, la guerra y la muerte… y otros pocos buscan llegar al primer mundo quizas con malas y violentas ideas… en fin, que es el pan de cada día ver, oír y leer estás cosas.
Sería horrible que la repetición de los hechos acabara anestesiándonos; que, como dice el Papa Francisco, «la globalización de la indiferencia acabara por secarnos las lágrimas» – Para que esto no sea así, el santoral nos invita cada 09 de septiembre a recordar y celebrar la memoria de San Pedro Claver cuya breve semblanza encabeza nuestra publicación.
La ironía de la Historia es que en su tiempo este grande y pequeño Jesuita veía llegar a Cartagena de Indias los barcos negreros procedentes de África llenos de esclavos… a los que atendiá con la más profunda Compasión y Respeto, devolviéndoles la diganidad que les habían robado y ayudando a muchos a morir como personas y ofrecerles la Buena Noticia del Evangelio y la fe. Hoy, le tocaría a Pedro Claver le tocaría asistir a este espectaculo diario de las pateras que surcan el Mediterráneo con la eperanza de una nueva vida…
En su época viajaban forzados, esclavizados, vejados… añorando su tierra, su continente, su familia, sus raíces… hoy lo hacen en una aparente y falsa libertad… pero la realidad es que siguen saliendo de África huyendo de la esclavitud del hambre, la enfermedad y las guerras… con la esperanza de encontrar una vida nueva…
Que importante sería que le pidiéramos a San Pedro Claver que nos ayude como él a dejar que el Amor y la Misericordia de Dios hunda su raíces en nuestra vida y la indiferencia no acabe secando toda compasión en nuestra existencia…
Carta de San Pedro Claver del 30 de mayo de 1627