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«Descansa en Dios, alma mía…» (Salmo 61) 0 (0)

«Sueño de San José» Imagen tomada de Internet

El trabajo nos urge,
nos concentra y astilla.
Poco a poco, la muerte
nos hiere y purifica.
Señor del universo,
con el hombre te alías.
En nuestra actividad,
tu fuerza cómo vibra.
Señor de los minutos,
intensa compañía.
Gracias por los instantes
que lo eterno nos hilan.
Gracias por esta pausa
contigo en la fatiga.
Contigo hay alegría. Amén.

(Himno Liturgia de las horas)

Cita

Jornada Mundial del Enfermo… 0 (0)

En esta Jornada Mundial del Enfermo, con San José, recordemos en nuestra oración a todos los enfermos de nuestras familias, amigos y a las personas que las están cuidando para que encuentren en la fe el consuelo y la fortaleza…

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«La enfermedad, sobre todo cuando es grave, pone siempre en crisis la existencia humana y nos plantea grandes interrogantes. La primera reacción puede ser de rebeldía: ¿Por qué me ha sucedido precisamente a mí? Podemos sentirnos desesperados, pensar que todo está perdido y que ya nada tiene sentido…

En esta situación, por una parte la fe en Dios se pone a prueba, pero al mismo tiempo revela toda su fuerza positiva. No porque la fe haga desaparecer la enfermedad, el dolor o los interrogantes que plantea, sino porque nos ofrece una clave con la que podemos descubrir el sentido más profundo de lo que estamos viviendo; una clave que nos ayuda a ver cómo la enfermedad puede ser la vía que nos lleva a una cercanía más estrecha con Jesús, que camina a nuestro lado cargado con la cruz. Y esta clave nos la proporciona María, su Madre, experta en esta vía…

A todos los que están al servicio de los enfermos y de los que sufren, les deseo que estén animados por el ejemplo de María, Madre de la Misericordia. «La dulzura de su mirada nos acompañe en este Año Santo, a fin de que todos podamos descubrir la alegría de la ternura de Dios» y llevarla grabada en nuestros corazones y en nuestros gestos…»(Extracto del Mensaje del Papa Francisco para la Jornada Mundial del Enfermo 2016)

«… y sé tú una Bendición… Por ti se bendecirán todos los pueblos de la tierra…» (Génesis 12, 2-3) 0 (0)

«… y sé tú una Bendición… Por ti se bendecirán todos los pueblos de la tierra…» (Génesis 12, 2-3) 0 (0)

 

 Es muy común entre los que creemos en Jesús saludarnos o enviarnos mensajes por las distintas redes sociales deseándonos todas las Bendiciones de Dios… especialmente si estamos pasando por un mal momento o circunstancia en la vida y eso es una gran acto de fe, esperanza y caridad de los unos para con los otros…

«Bendecid, sí, no maldigáis…» (Romanos 12, 14) nos recuerda el Apóstol San Pablo y el Apóstol San Pedro: «No devolváis mal por mal, ni insulto por insulto; por el contrario, bendecid, pues habéis sido llamados a heredar la bendición» (1 Pedro 3, 9).

Pero hay un paso más que pasa desapercibido a nuestro espíritu. El primer paso es Bendicir y desear la Bendición de Dios a los demás, incluso para nuestros enemigos o los que nos hacen el mal o nos maldicen… que por cierto, ya es mucho. El segundo paso, sería que por la bondad de Dios nos convirtieramos en BENDICIÓN de Dios para los demás, al estilo de Abraham cuando el Señor le llamó a seguirle:

«… y sé tú una Bendición… Por ti se bendecirán todos los pueblos de la tierra…» (Génesis 12, 2-3). Aquí está la invitación que nos hace hoy el Señor por medio de San José: «y sé tú una Bendición…». Que proyección más grande para nuestra vida cotidiana: ser una Bendición para todas las personas que nos rodean y convivimos… Que Dios Padre Misericordioso bendiga a través de nuestra vida a muchos… así seguramente llegaría más rapido esas bendiciones que les deseamos y expresamos a los demás. Amén. 

 

En el corazón de María, San José vivió el dolor de la Pasíón del Señor… 0 (0)

En el corazón de María, San José vivió el dolor de la Pasíón del Señor… 0 (0)


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«…¡y a ti misma una espada te atravesará el alma!

– a fin de que queden al descubierto las intenciones de muchos corazones»

(Lucas 2, 35)

María al píe de la cruz

Hoy la Iglesia nos invita a celebrar la Fiesta de Nuestra Señora la Virgen de los Dolores… y algo nos puede chocar en nuestro interior al pensar que celebramos con una fiesta el dolor… ¿somos los cristianos una especie de masoquistas que gozan con el sufrimiento…?

Nada más lejano al sentido de esta Fiesta. Es una Fiesta porque Celebramos el Amor que es más grande que el sufrimiento. San Juan de Ávila lo comprendió muy bien y en su Compendio del Amor de Dios nos enseñaba acerca de Cristo: «Mucho más amaste que padeciste… lleno de dolores los volviste amores…»

El Dolor que sufrió Cristo en su Pasión no es lo que nos salva, sino el Amor con que asumió ese dolor y sufrimiento. Sólo el Amor salva… no el dolor por el dolor…

María como madre y compañera de Cristo, intinimamente unida a Él en su vida y en su alma, vivió de modo particular el dolor de la Pasión de su Hijo, porque cuando el Amor es grande nos une para siempre al Amado… este es el misterio del amor Materno y del amor Esponsal…

Como Madre y fiel seguidora de Cristo, María vive de modo peculiar el amor con que su Hijo transforma el dolor en vida… Y Cómo Cristo ella también Amó más, que lo que sufrió…

Y San José, como esposo de María, -aunque ya había muerto en el momento del mayor dolor que vivió ella al acompañar a su Hijo hasta su muerte en la cruz-, estaba unido por el Amor Esponsal al Corazón de María, ese corazón que fue atravesado por la espada del Dolor… No olvidemos que San José estuvo presente en el momento en el que el anciano Simeón le profetizó a María.«¡…y a ti misma una espada te atravesará el alma!-« (Lucas 2, 35) Esas palabras tuvieron el mismo eco en el alma de San José y de María, pues le unía su Amor de esposos y el Amor a su Hijo Jesús y como ese Amor mutuo en ellos venía de Dios de un modo particular, es una Amor que es más fuerte que la muerte, como nos recuerda la Santa Escritura en el Cantar de los Cantares 8, 6: «Ponme cual sello sobre tu corazón, como un sello en tu brazo. Porque el amor es más fuerte que la Muerte…», por esto podemos decir y creer que San José en el corazón de su esposa María vivió el dolor de la Pasión de Cristo el Señor… Por eso la Iglesia también nos enseña la devoción de los Dolores y Gozos de San José (de los que hablaremos mañana) como una escuela en la que vemos cómo desde la fe y el amor podemos traducir el dolor en amor…

¿Qué nos enseña o aporta este fiesta a nuestra vida? El Amor de María y de José a Jesús y entre ellos, nos introduce en esa escuela de transformar el Dolor y el Sufrimiento en Amor: «Lleno de dolores, los volviste amores…», si aprendieramos esto que distinta sería nuestra vida y la vida de los que nos rodean… Gestionariamos el dolor de manera distinta… no dominaría nuestra vida y no nos encerraríamos en él autocompadeciéndonos, quejándonos y culpando a los demás o a las circunstancias, más bien, sacaríamos de ese dolor un amor nuevo, una fuerza nueva y así el dolor o sufrimiento en vez de trampa sería trampolín a otras situaciones o circunstancias…

Pidámosle al Espíritu Santo que nos ayude a asociarnos a la manera en que María y José se asociaron a Cristo y cómo Él Transformaba el Dolor en Amor que Salva… Seamos familia, amigos y comunidades que nos acompañamos en el momento del dolor o sufrimiento que llega a nuestras vidas porque sí y en el dolor y sufrimiento que nos llega a consecuencia de nuestra opción de hacer el bien como lo vivierón María y José y como María estuvo al píe de la Cruz de su Hijo acompañada por Juan, María Magdalena… y otra personas: «Junto a la cruz de Jesús estaban su madre y la hermana de su madre, María, mujer de Clopás, y María Magdalena» (Juan 19, 25)
Compañeros en el dolor

09. Sept. 2015 – San Pedro Claver y los que hoy huyen de África… 0 (0)

09. Sept. 2015 – San Pedro Claver y los que hoy huyen de África… 0 (0)


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Cada día en los noticieros de la televisión, radio e internet nos bombardean con las informaciones de las pateras que llegan a las costas de Europa. Algunas pateras llegan con todos sus ocupantes, otras muchas se hunden haciendo del Mar Mediterráneo no un Campo Santo, sino más bien un «Mar Santo» poblado con los cuerpos y las vidas de niños, mujeres y hombres que huyen del hambre, la guerra y la muerte… y otros pocos buscan llegar al primer mundo quizas con malas y violentas ideas… en fin, que es el pan de cada día ver, oír y leer estás cosas.

Sería horrible que la repetición de los hechos acabara anestesiándonos; que, como dice el Papa Francisco, «la globalización de la indiferencia acabara por secarnos las lágrimas» – Para que esto no sea así, el santoral nos invita cada 09 de septiembre a recordar y celebrar la memoria de San Pedro Claver cuya breve semblanza encabeza nuestra publicación.
La ironía de la Historia es que en su tiempo este grande y pequeño Jesuita veía llegar a Cartagena de Indias los barcos negreros procedentes de África llenos de esclavos… a los que atendiá con la más profunda Compasión y Respeto, devolviéndoles la diganidad que les habían robado y ayudando a muchos a morir como personas y ofrecerles la Buena Noticia del Evangelio y la fe. Hoy, le tocaría a Pedro Claver le tocaría asistir a este espectaculo diario de las pateras que surcan el Mediterráneo con la eperanza de una nueva vida…
En su época viajaban forzados, esclavizados, vejados… añorando su tierra, su continente, su familia, sus raíces… hoy lo hacen en una aparente y falsa libertad… pero la realidad es que siguen saliendo de África huyendo de la esclavitud del hambre, la enfermedad y las guerras… con la esperanza de encontrar una vida nueva…
Que importante sería que le pidiéramos a San Pedro Claver que nos ayude como él a dejar que el Amor y la Misericordia de Dios hunda su raíces en nuestra vida y la indiferencia no acabe secando toda compasión en nuestra existencia…
Carta de San Pedro Claver del 30 de mayo de 1627
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«Era forastero y me acogistéis…» (Mateo 25, 35) Sobre la acogida de los refugiados y desplazados en Europa… (II) 0 (0)

«Era forastero y me acogistéis…» (Mateo 25, 35) Sobre la acogida de los refugiados y desplazados en Europa… (II) 0 (0)


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Manos que reciben y que danPara nosotros como cristianos la solidaridad va más allá de un sentimiento espontaneo, de masas y pasajero producto de la lástima por el que sufre o motivado por una imagen que da la vuelta al mundo, aunque esto es bueno y toque las fibras más profundas de nuestro ser está amenzado de ser algo fugaz o la novedad del momento que caducará con la llegada de la siguiente novedad, bombazo viral en las redes sociales…

La solidaridad es el movimiento profundo del corazón de Dios que se compadece de toda miseria humana, que hace suyo el dolor del prójimo y que se prolonga en el corazón de toda persona de buena voluntad que se une a Él con Humildad y Amor. Es decir, la Solidaridad empieza y nace desde el corazón y se expresa plenamente en muchos gestos, detalles, pequeñas y grandes acciones durante todos los días…

En el cristiano, la solidaridad tiene el rostro de Cristo como su fuente y su fin… Es Cristo en el corazón del que se compadece y es Cristo en la vida del que es acogido, amado y servido: «era forasero y me acogistéis…» (Mateo 25, 35). Solidaridad es el amor de Dios hundiendo sus raices en en corazón cada día a mayor profundidad y dando frutos de una nueva humanidad…IMG_7077

Por eso el papa Francisco nos puede pedir a cada parroquia y comunidad cristiana acoger a una familia de  refugiados y desplazados por la guerra no solo en Europa sino en todo lugar del mundo en que esta lacra lastime a la sociedad.

Dejemos que esta honda Compasión de Dios por cada uno y por toda la humanidad y el universo hunda sus raíces en nuestro corazón y se convierta en un modo de vida…

https://twitter.com/Pontifex_es/status/641215465692483584

«El Espíritu de las Bienaventuranzas…9» 0 (0)

«El Espíritu de las Bienaventuranzas…9» 0 (0)

«Bienaventurados los que tienen hambre y sed de la justicia, porque ellos serán saciados»… Leer más en… http://wp.me/P3tCot-4t

  

Feliz Lunes!!!! Aunque a veces no lo parecen!!!😉😉😉