El trabajo nos urge, nos concentra y astilla. Poco a poco, la muerte nos hiere y purifica. Señor del universo, con el hombre te alías. En nuestra actividad, tu fuerza cómo vibra. Señor de los minutos, intensa compañía. Gracias por los instantes que lo eterno nos hilan. Gracias por esta pausa contigo en la fatiga. Contigo hay alegría. Amén.
Celebramos hoy la Memoria de la Bienaventurada Virgen María, Reina, que engendró al Hijo de Dios, príncipe de la paz, cuyo Reino no tendrá fin, a la que el pueblo cristiano saluda como Reina del Cielo y Madre de la Misericordia.
(Liturgia de las Horas)
Como toda Fiesta de nuestra fe, se superan los conceptos humanos, pues el reinado de María fundado en el de su Hijo Jesús no es de este mundo, pero nos ayuda e inspira a hacer más humano el lugar donde vivimos y se va realizando la historia…
Si el reinado de María fuera de este mundo le vendría por linaje y ella lo transmitiría a Jesús… pero si ella es Reina, lo es de otro modo y dado por Dios…
Al ser llevada al cielo en cuerpo y alma como celebrábamos hace una semana, María ha sido coronada por Dios como Reina de Cielos y Tierra en cuanto a su Amor Misericordioso… Ella es Reina y Madre de Misericordia… Su Reinado no es para ella, es para los demás… es por y para nosotros…
Alegrémonos, pues, en tan gran Reinado de la que es nuestra Madre y Hermana… pues ella es camino seguro para alcanzar la Misericordia y Bondad de Dios y vivir anclados en ella…
Para terminar esta breve reflexión, los que compartimos en este Blog, en nuestra espiritualidad Mariana no podemos separar de la Virgen María a su Esposo San José, por lo cual humildemente no podemos dejar de señalar y compartir que donde está María, está José y donde está José está María… y si ella ha sido coronada como Reina de Cielos y Tierra en virtud de que fuera la madre del Hijo de Dios, por qué no hemos de creer y pensar que San José también goza de tal dignidad y honor, ya que él también amó y cuidó del Redentor con la misma intensidad, cariño y fe con que lo hizo María…
¿Cómo no contemplar a María y a José sentado uno a la derecha y otro a la izquierda de Jesucristo Rey del Universo? Claro que están a su lado en el Cielo como estuvieron día a día a su lado en este mundo… Están al lado del Señor intercediendo misericordiosamente por nosotros…
Feliz día y semana en la Misericordia y Comunión de Dios…
Celebramos un año más la Fiesta de la Asunción de la Virgen María al cielo en cuerpo y alma. Esta vez en medio del Año Jubilar de la Misericordia…
Es un día grande para nosotros porque después de su peregrinar por este mundo fue llevada junto a Dios aquella que fue su Madre en la tierra… Hoy se cumple en ella lo que para nosotros sigue siendo una promesa en virtud de la Resurrección de Cristo su hijo.
En el cielo están de Fiesta al recordar la llegada de María… «¡Te Esperábamos!», debió ser el saludo de bienvenida que escucharía la Virgen de parte de Dios Padre, de Jesucristo, el Espíritu Santo, y como no, del que aquí en la tierra fuera su Esposo y Compañero de Camino: San José.
Os invito a contemplar la Alegría en el corazón y la sonrisa en el rostro de Nuestro Dios: Al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo y la Alegría de San José al ver llegar junto a ellos a María…
Contemplemos su Gozo, pues para esto es nuestra salvación, para que un día, como María lleguemos a estar junto a Dios en Comunión y Misericordia Eternas y escuchemos como ella, de parte del mismo Señor de la Vida y de San José y de todos los santos: «¡Te Esperábamos!».
«Hay momentos en los que de un modo mucho más intenso estamos llamados a tener la mirada fija en la misericordia para poder ser también nosotros mismos signo eficaz del obrar del Padre. Es por esto que he anunciado un Jubileo Extraordinario de la Misericordia como tiempo propicio para la Iglesia, para que haga más fuerte y eficaz el testimonio de los creyentes…
Ante la gravedad del pecado, Dios responde con la plenitud del perdón. La misericordia siempre será más grande que cualquier pecado y nadie podrá poner un límite al amor de Dios que perdona» (Misericordiae Vultus, 3)
Carta de Convocación del Jubileo Extraordinario de la Misericordia: Misericordiae Vultus
«Siempre tenemos necesidad de contemplar el misterio de la misericordia. Es fuente de alegría, de serenidad y de paz. Es condición para nuestra salvación» (Misericordiae Vultus, 2)
«La Misericordia: es la vía que une Dios y el hombre, porque abre el corazón a la esperanza de ser amados para siempre no obstante el límite de nuestro pecado» (Misericordiae Vultus, 2).
Carta del Papa Francisco para la convocación del Jubileo Extraordinario de la Misericordia Misricordiae Vultus
«En el estadio todos los corredores cubren la carrera, aunque uno solo se lleva el premio. Corred así: para ganar. Pero un atleta se impone toda clase de privaciones. Ellos para ganar una corona que se marchita; nosotros, en cambio, una que no se marchita» (1ª Corintios 9, 24-25)
En la fe nos puede pasar como con los deportes, hay millones de admiradores que se ponen camisetas y se pelean por un equipo… pero pocos son atletas o deportistas de verdad… pocos se esfuerzan por mantenerse en forma o por alcanzar el premio…
Millones creemos en Dios, decimos confiar en él… pero que pocos son los que de verdad se fían de sus consejos… pocos los que se esfuerzan por mantenerse en forma espiritual… Pocos los que siguen sus consejos de la Cuaresma: La oración, el ayuno y la limosna…
En resumen, el para qué de la Cuaresma es en el fondo y en la forma nada más que nuestra felicidad… aquella corona, titulo, copa que no se marchita… que no pasa… El cristiano corre… los demás miran…