«La Bienaventurada Virgen avanzó en la peregrinación de la fe y mantuvo fielmente la unión con su Hijo hasta la cruz» [5] y «precedió»[6] a todos los que, mediante la fe, siguen a Cristo.
Ahora, al comienzo de esta peregrinación, la fe de María se encuentra con la fe de José. Si Isabel dijo de la Madre del Redentor: «Feliz la que ha creído», en cierto sentido se puede aplicar esta bienaventuranza a José, porque él respondió afirmativamente a la Palabra de Dios, cuando le fue transmitida en aquel momento decisivo. En honor a la verdad, José no respondió al «anuncio» del ángel como María; pero hizo como le había ordenado el ángel del Señor y tomó consigo a su esposa. Lo que él hizo es genuina «obediencia de la fe» (cf. Romanos 1, 5; 16, 26; 2 Corintios 10, 5-6).
Se puede decir que lo que hizo José le unió en modo particularísimo a la fe de María. Aceptó como verdad proveniente de Dios lo que ella ya había aceptado en la anunciación» (REDEMPTORIS CUSTOS, 4)
Texto tomado de la EXHORTACIÓN APOSTÓLICA REDEMPTORIS CUSTOS DEL SUMO PONTÍFICE SAN JUAN PABLO II SOBRE LA FIGURA Y LA MISIÓN DE SAN JOSÉ EN LA VIDA DE CRISTO Y DE LA IGLESIA