Gracias, Señor por todos aquellos hombres y mujeres, jóvenes, niños y niñas que lejos o cerca son Misioneros de tu Misericordia en los gestos cotidianos de su co-existir abiertos a los demás… Gracias porque ellos encarnan y hacen visible tu Amor invisible y que muchos no ven y no sienten… Gracias porque en ellos obras tu Misericordia de manera real y tangible… Hoy no tienes manos, pies, ni una boca… pero cuantas con las suyas y en ellos sigues recorriendo los caminos, llegando donde nadie llega…
Gracias, Señor, gracias….