En el Evangelio de hoy san Pedro le dirá Jesús que han bregado toda la noche y no han pescado nada, pero que «en su palabra – en su nombre, echaran las redes»… y la pesca que obtuvieron fue abundante.
Tal vez nosotros nos hemos sentido muchas veces igual que san Pedro y sus amigos pescadores: «Hemos bregado toda una vida y no hemos pescado nada o muy poco…» Hemos bregado por ser buenos cristianos, crear una buena familia, crecer personalmente, espiritualmente y económicamente y hemos recogido poco o nada… Rezar y orar los Siete Dolores y Gozos de San José con una herramienta más que, usando las palabras de Pedro: «En tu palabra – en tu nombre echaré las redes»; sí, los Siete Dolores y Gozos de San José son como esa herramienta, esa red que podemos echar en el nombre de Jesús y en su palabra, en el mar de la vida y experimentar la alegría de una pesca abundante.
Oremos pues con fe y esperanza el Segundo Dolor y Gozo de San José con la ayuda de Liliana Cifuentes en el siguiente vídeo:
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«El evangelista Lucas, por su parte, relató que José afrontó el largo e incómodo viaje de Nazaret a Belén, según la ley del censo del emperador César Augusto, para empadronarse en su ciudad de origen. Y fue precisamente en esta circunstancia que Jesús nació y fue asentado en el censo del Imperio, como todos los demás niños (cf. Lc 2,1-7).
San Lucas, en particular, se preocupó de resaltar que los padres de Jesús observaban todas las prescripciones de la ley: los ritos de la circuncisión de Jesús, de la purificación de María después del parto, de la presentación del primogénito a Dios (cf. 2,21-24)[15].
En cada circunstancia de su vida, José supo pronunciar su “fiat”, como María en la Anunciación y Jesús en Getsemaní». (Carta Apostólica Patris corde, 3)
Continuamos contemplando a San José viviendo su paternidad hacía Jesús en una obediencia a las tradiciones de su pueblo, las leyes y las circunstancias de la vida cotidiana.
La obediencia en San José nos habla de una persona centrada y atenta al momento presente de cada día, guiado por el amor, la responsabilidad y la voz de Dios. Es el hombre de la acción en el aquí y el ahora que le iba indicando la vida.
¡Pasa a la acción!
Ejercitemos la actitud de poner en práctica, en el acto, lo que la vida nos va pidiendo. No lo dejes para otro momento, no digas: «ya lo haré. Lo haré mañana… en otro momento…»
«En Egipto, José esperó con confianza y paciencia el aviso prometido por el ángel para regresar a su país. Y cuando en un tercer sueño el mensajero divino, después de haberle informado que los que intentaban matar al niño habían muerto, le ordenó que se levantara, que tomase consigo al niño y a su madre y que volviera a la tierra de Israel (cf. Mt 2,19-20), él una vez más obedeció sin vacilar: «Se levantó, tomó al niño y a su madre y entró en la tierra de Israel» (Mt 2,21).
Pero durante el viaje de regreso, «al enterarse de que Arquelao reinaba en Judea en lugar de su padre Herodes, tuvo miedo de ir allí y, avisado en sueños —y es la cuarta vez que sucedió—, se retiró a la región de Galilea y se fue a vivir a un pueblo llamado Nazaret» (Mt 2,22-23)» (Carta Apostólica Patris corde, 3)
Os proponemos escuchar estos dos episodios del Podcast Redemptoris Custos que nos pueden ayudar a profundizar más en este tema.
Se necesita una profunda claridad en el alma para saber cuál es la mejor decisión a tomar para el bien de las personas que amamos. Por eso San José nos puede ayudar a ser esas personas de oración, atentos a la voz de Dios en nuestra conciencia, en su palabra y en las circunstancias de la vida.
«…Dios de ternura, que es bueno para todos y «su ternura alcanza a todas las criaturas» (Sal 145,9)».
Contiuamos con la reflexión que hace el papa Francisco acerca de San José como Padre en la ternura:
«En la sinagoga, durante la oración de los Salmos, José ciertamente habrá oído el eco de que el Dios de Israel es un Dios de ternura, que es bueno para todos y «su ternura alcanza a todas las criaturas» (Sal 145,9).
La historia de la salvación se cumple creyendo «contra toda esperanza» (Rm 4,18) a través de nuestras debilidades. Muchas veces pensamos que Dios se basa sólo en la parte buena y vencedora de nosotros, cuando en realidad la mayoría de sus designios se realizan a través y a pesar de nuestra debilidad. Esto es lo que hace que san Pablo diga: «Para que no me engría tengo una espina clavada en el cuerpo, un emisario de Satanás que me golpea para que no me engría. Tres veces le he pedido al Señor que la aparte de mí, y él me ha dicho: “¡Te basta mi gracia!, porque mi poder se manifiesta plenamente en la debilidad”» (2 Co 12,7-9).
Si esta es la perspectiva de la economía de la salvación, debemos aprender a aceptar nuestra debilidad con intensa ternura». (Papa Francisco, Carta Apost. Patris corde, 2)
La ternura de Dios que San José descubrió en la Sagrada Escritura es la de un padre que no se escandaliza de la debilidad de sus hijos, por el contrario, se enternece y se inclina hacia ellos y les abraza, les cura y les enseña a caminar. Esta ternura es la que precede y acompaña al amor misericordioso de Dios por cada mujer y hombre que viene a este mundo.
Como San Pablo, sentimos con mucha fuerza nuestra debilidad y la rechazamos, ya que el mundo en que vivimos, que valora tanto la imagen y apariencia, la debilidad es de los perdedores. Cuando la realidad, es que nuestra condición humana es de por sí pobre y débil. La ternura de Dios por cada uno de nosotros, nos ayuda a aceptar que aunque somos débiles, somos amados y aceptados… y que con nuestra debilidad y a pesar de esa de ella podemos ser y hacer cosas grandes: Amar a muchos, amar siempre y amar hasta que nos duela por la felicidad de los demás, por su crecimiento y éxito como personas.
¡Pasa a la acción!
Que San José nos enseñe a descubrir esa ternura de Dios por nosotros y por la humanidad cada vez que leemos y escuchamos la lectura de la Palabra de Dios
tome a este glorioso Santo (San José) por maestro y no errará el camino«
(Santa Teresa de Jesús, Libro de la Vida 6, 8)
«Con corazón de padre: así José amó a Jesús, llamado en los cuatro Evangelios «el hijo de José»» (Carta Apostólica Patris corde, del Papa Francisco, 8 de diciembre de 2020)
El Concilio Vaticano II, no recordó acerca de Jesús, que «El Hijo de Dios con su encarnación se ha unido, en cierto modo, con todo hombre. Trabajó con manos de hombre, pensó con inteligencia de hombre, obró con voluntad de hombre, amó con corazón de hombre. Nacido de la Virgen María, se hizo verdaderamente uno de los nuestros, semejantes en todo a nosotros, excepto en el pecado.» (Const. Pastoral Gaudium et spes 22), y al ser el hijo de José, aprendió afectiva y efectivamente de él lo que es el amor de un padre por su hijo y el amor de un esposo por su esposa, al contemplar a diario el amor de José por María.
San José, es sin lugar a dudas la sombra del amor de Dios Padre, como le llamó Jan Dobraczynskiv en su libro «La sombra del Padre. Historia de José de Nazaret». Por este motivo en Amigos de San José queremos empezar el año 2022 pidiéndole a San José que nos lleve al Padre.
Así como Jesús aprendió de San José lo que es el amor de un padre por su hijo, así, él nos puede enseñar el amor de Dios Padre por nuestras vidas.
San José, es el hombre de mayor confianza de Dios Padre, al confiarle el cuidado de la Virgen María y de su Hijo Jesucristo, sus dos grandes tesoros. Está es la autoridad con la que San José nos puede enseñar el amor de Dios Padre y llevarnos de la mano a su encuentro.
Por eso tantos Santos y personas anónimas a lo largo de la historia, al descubrir la grandeza de San José no han dudado en acogerse bajo su protección y guía.
Te invitamos a acompañarnos durante este mes de enero de 2022 de la mano de San José a descubrir o redescubrir el amor de Dios Padre por nuestras vidas, pues somos sus hijos amados en Jesús:
«Mirad qué amor nos ha tenido el Padre para llamarnos hijos de Dios, pues ¡lo somos!. El mundo no nos conoce porque no le conoció a él. Queridos, ahora somos hijos de Dios y aún no se ha manifestado lo que seremos. Sabemos que, cuando se manifieste, seremos semejantes a él, porque le veremos tal cual es»
En la Iglesia celebramos un año más la Fiesta de la Sagrada Familia: Jesús, María y José. Fiesta que nos recuerda que el Dios en quien creemos es Amor-Unidad y Familia.
Hoy es la oportunidad de agradecer a Dios por nuestra familia. Sí, agradecer por ella y por cada uno de sus miembros. Es verdad que ninguna familia es perfecta y podemos guardar en nuestro corazón algunas heridas y sufrimientos y nos encontremos alejados y reneguemos de ella.
Con la Fiesta de hoy el Señor nos invita a celebrar el Don de la Familia aunque no la hayamos tenido, porque siempre tendremos la posibilidad de crear una nueva familia en torno al amor y la amistad. La familia va más allá de los vínculos de la carne y la sangre.
Desde Amigos de San José os invitamos a agradecer el don de nuestras familias, reconciliarnos con ella y aprender de Jesús, María y José a ser semillas de unidad y convivencia con los que nos rodean. ¡Feliz Navidad!
Os proponemos estos enlaces que nos pueden ayudar a orar y celebrar la Fiesta de la Sagrada Familia:
Ángelus del 26 de diciembre de 2021 Papa Francisco
2. Podcast Redemptoris Custos: La Sagrada Familia, en Radio María España.
3. San José. Reflexión en el Canal Comunión del Alma de Lili Cifuentes L. Todos los derechos reservados.
Hemos comentado en varias ocaciones que la vida y misión de María y José como padres de Jesús fue un camino lleno de dificultades y si nos ponemos en su lugar podemos sentir que en muchos momentos vivieron en mucha tensión espiritual y material.
Podemos decir que el secreto de sus vidas es que su fuerza y energía es el Señor, no sus fuerzas, no su talento, no sus capacidades.
Los Salmos son para la tradición hebrea un auténtico manual de oración. Contemplemos a María y a José acudiendo a la Sinagoga de Nazaret a escuchar los Salmos con su explicación y guardando en su corazón y en su mente esas palabras de vida (tengamos en cuenta que no disponían de una copia en papel o digital de las Sagradas Escrituras).