Oración de todos los días
¡Oh amabilísimo Patriarca, Señor San José! Desde el abismo de mi pequeñez, dolor y ansiedad, os contemplo con emoción y alegría de mi alma en vuestro solio del cielo, como gloria y gozo de los Bienaventurados, pero también como padre de los huérfanos en la tierra, consolador de los tristes, amparador de los desvalidos, gozo y amor de tus devotos ante el trono de Dios, de tu Jesús y de tu santa Esposa.
Por eso yo, pobre, desvalido, triste y necesitado, a Vos dirijo hoy y siempre mis lágrimas y penas, mis ruegos y clamores del alma, mis arrepentimientos y mis esperanzas; y hoy especialmente os traigo ante vuestro altar y vuestra imagen una pena que consoléis, un mal que remediéis, una desgracia que impidáis, una necesidad que socorráis, una gracia que obtengáis para mí y para mis seres queridos.
1. Sexto Dolor:
“Enterarte que aún vivían en Judea los que atentaban contra la vida del niño Jesús…”
«El se levantó, tomó al niño y a su madre y regresó a la tierra de Israel. Pero al oír que Arquelao reinaba en Judea en lugar de su padre Herodes, temió ir allá» (Mateo 2, 21-22)
– Cuánto dolor San José, al enterarte que aún vivían los que querían la vida del Niño Jesús y tuviste que seguir huyendo.
– Conoces el dolor de los emigrantes que lo dejan todo atrás buscando una mejor situación para sus familias. Conoces sus miedos, inseguridades y soledad.
2. Sexto Gozo:
“El gozo de vivir con Jesús y María en Nazaret…”
«Y fue a vivir a una ciudad llamada Nazaret, para que se cumpliera lo dicho por los profetas: será llamado Nazareno» (Mateo 2,23)
– La vida cotidiana en Nazaret junto a Jesús y María llenaba de gozo tu corazón. Cuidabas junto con María del Niño Jesús enseñándole todo y viéndole crecer.
– Tu gozo se prolonga en los emigrantes que logran reunirse de nuevo con su familia y vivir con dignidad, con un trabajo estable y educando a sus hijos con amor.