En la Cuaresma, nos entrenamos para ser hombres y mujeres con un espíritu de Comunión y Misericordia: Hombres y mujeres que facilitan la convivencia entre las personas sin importar sus diferencias… En resumen, la Cuaresma nos entrena para ser sencillamente Cristianos: vivir como vivió Cristo.
Y ese entrenamiento es físico y espiritual… por eso nos propone el Señor la Oración, el Ayuno y la Limosna… Un pack de tres en uno… Leer el Evangelio de Mateo 6, 1-18.
La Oración nos ayuda a estar unidos a Dios que es la fuente de todo amor y misricordia que nos llena y capacita para salir al encuentro de los demás por la caridad. El Ayuno nos ejercita en la capacidad de renunciar a algo o a nosotros mismos en bien de los demás y la Limosna es la concreción de ese amor al prójimo, en la que comparto aquello de lo que me he privado (alimentos o cosas) con aquel que lo necesita mucho más que yo, que le hace falta incluso para sobrevivir.
Y no olvidemos que no podemos solo practicar uno de los tres… Van juntos y son inseparables si se practican de corazón buscando agradar a Dios….
Feliz día y Feliz Cuaresma!!!
Tulio.