Si aceptamos nuestras debilidades (nos alegramos en ellas) no es por la debilidad en en sí misma o porque nos resignemos a ser debiles, sino porque superamos nuestras debilidades con la gracia y el amor de Dios.
Negar, rechazar o sucumbir simplemente ante nuestras debilidades no es el camino para superarlas. Ni es el camino nuestra propia fuerza de voluntad sola…
El camino que no enseña nuestra fe con el ejemplo de tantas mujeres y hombres creyentes a lo largo de la historia es el de apoyarnos en la Fuerza de Dios, pues con Él lo podemos todo… Como nos enseña el Apóstol Pablo. Lo
¿Cómo gestionas tú debilidad?
¿La niegas, la ocultas o sin mas te resignas a vivir así?
¿Aprendes a sacar fuerzas de esa debilidad como el Apóstol Pablo?